Destello Fugaz




El tocador repleto de perfumes. Un invitado invita a otro y así... con los párpados húmedos llenos de brillo se puso a pensar cómo el horizonte naranjo promete. No guarda nada para una ocasión especial, la vida en sí ya es un evento. Lo improvisado emana una magia difícil de comprar. Se pone su perfume favorito para andar en casa y un labial mate. Su cabellera siempre luce como Jazmín de Aladino, negro, sedoso y con leves ondas que se mueven al son de la tibia brisa de un atardecer de verano.




Ella no desentona. Su marido siempre da en la nota. Algo hay en esa raza, trae el estilo en la sangre. Unas gafas oscuras para descansar de tanta mirada abrumadora.  
Oro... sólo de oro quiero que sean mis próximas joyas...y no lo digo sólo por vanidad, sólo es sentirse real y sacar a relucir el poder del mineral, no me regales cosas que no voy a usar, una giftcard de tu parte sería muy gentil. Ella no elige entre una cosa y la otra, ella siempre hace los diez puntos.


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Combina unos tacos con una cartera diminuta. Su muñeco sacó un hit inspirado en ella y ganó un Grammy. Él saca rimas como cifras en su cuenta bancaria. El cielo Tiene colores relajantes, y se le ocurre celebrarlo con cupcakes y globos que combinen con las nubes. Esfuerzos desapercibidos para destellos fugaces. Como Cleopatra y Marco Antonio emborrachándose delante del servicio. Por la mañana ella se acomoda con su bata de lino a un costado de la pileta de Ángel mientras huele un racimo de rosas. 





  






 

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